La gran desigualdad de riqueza es una de las primordiales peculiaridades de la sociedad venezolana. Esto sigue minando el desarrollo sustentable y contribuye a la inestabilidad a nivel político.

El gobierno también está privatizando empresas estatales deficitarias y buscando inversión extranjera en petroquímica, minería, silvicultura y turismo, aunque con un riguroso énfasis en el control estatal de los activos. La colecta de impuestos está mejorando y ahora representa el otro 50 por cien de los ingresos del gobierno.

Otros países sudamericanos han estado experimentando ganancias afines y las perspectivas económicas para toda la zona son positivas para el corto y mediano plazo. Si las presentes políticas sociales y de lucha contra la pobreza resultan eficientes, los obstáculos a la participación económica deberían reducirse, lo que por su parte acrecentará el Producto Interior Bruto y los ingresos fiscales. No obstante, el desempleo se ha mantenido tercamente alto a lo largo de la última década y alrededor del doce por ciento de los doce millones de trabajadores desempleados en dos mil cinco.

La primordial unidad monetaria de Venezuela es el bolívar. En el mes de febrero de dos mil dos, el gobierno venezolano abolió los controles de tipo de cambio y el bolívar cayó un 25 por cien frente al dólar estadounidense. El bolívar ha seguido depreciándose frente al dólar y el tipo de cambio medio anual en dos mil cinco fue de dos mil noventa bolívares por dólar, cinco veces más que en 1996, cuando se situó en cuatrocientos diecisiete bolívares por dólar.

Sorprendentemente, dado el predominio de la industria petrolera, Venezuela consigue dos tercios de su electricidad de centrales hidroeléctricas. Sin embargo, sigue siendo uno de los principales transmisores de dióxido de carbono debido a su industria petrolera. Las operaciones mineras, singularmente la minería ilegal, están ocasionando daños ambientales en los bosques tropicales y en los cursos de los ríos. Las comunidades indígenas se enfrentan a la destrucción de su modo de vida y a la violencia de la industria minera, y requieren una mayor protección del Estado. Los pueblos indígenas Bari, Yukpa y Wayuu del estado de Zulia, muchos de los que votaron por la Quinta República, realizaron una manifestación en Caracas contra la minería de carbón en la Sierra de Perija en 2005.

El lago de Maracaibo encara muchas amenazas ambientales, incluyendo la contaminación de los navíos petroleros, el desarrollo excesivo de lenteja de agua que prospera con los nutrientes transportados río abajo y el hundimiento a resultas de la extracción de hidrocarburos en la cuenca de Maracaibo. La polución de la industria asimismo ha comprometido el lago de Valencia y el gobierno trata de progresar la calidad del agua en el lago.

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