¿Has visto alguna vez un genograma? Me parecen fascinantes, pero para los desinformados pueden parecer arañazos de pollo. Y, como puede apreciar si alguna vez ve uno, los terapeutas de sistemas familiares, o terapeutas que ven una disfunción en términos de la familia en vez del individuo, están en formas. Una línea, un garabato, un cuadrado con una “X” a través de él – estos hacen nuestros días. Pero la unidad fundamental de la relación es esa hermosa forma potencialmente pigmea: el triángulo.
Por supuesto, se podría argumentar, ¿no es la unidad fundamental de la relación la línea? Quiero decir, unes a dos personas y bang… hay una relación. No obstante, Murray Bowen, uno de los pioneros de la terapia familiar y fundador de la teoría de los sistemas familiares, sostuvo que el sistema de dos personas era inestable, y en consecuencia, bajo agobio, atraerá a una tercera persona para que se estabilice, así sea a fin de que dos puedan ayudar a uno, o bien -en esa dinámica tradicional de triple dormitorio – a fin de que pueda haber dos contra uno.
Si alguna vez ves un genograma parcial de la familia de Franklin Delano Roosevelt, vas a ver la manera meridianamente – no se necesita un par de ojos entrenados.
Hay una línea ondulada entre Eleanor y su suegra, y tres líneas que conectan a Franklin con su madre.
Si sabe algo sobre la dinámica familiar de Roosevelt, antes de continuar leyendo, vea si puede adivinar lo que indica ese triángulo.
Bueno, 3 líneas señalan una relación muy cercana o bien fusionada, y un garabato muestra que la relación es pobre o bien conflictiva. [Ver Genograma de Monica McGoldrick y Randy Gerson en Evaluación Familiar para una explicación de todos los símbolos del genograma.]
Así que no cabe duda de que Franklin estaba muy cerca, al límite, de su madre, Sara. No es de extrañar que Sara y Eleanor tuviesen una relación distante y conflictiva. Este es un triángulo clásico de los suegros; uno con el que muchos de podrían estar familiarizados.
Es ahora cuando los genogramas empiezan a ganarse la vida, en tanto que, si bien sin entrevistar a los jugadores, es bastante difícil saberlo de forma segura, resulta evidente que Eleanor luchó con las mismas mujeres con las que Franklin estaba más conectado, un patrón que seguramente contribuyó a su matrimonio un tanto distante.
McGoldrick y Gerson hacen análisis fascinantes de familias conocidas en su libro, y es una lectura interesante. Pero me agradaría proponerte un reto. Es cierto, supongo que a todos nos gusta vernos en gente conocida, pero ¿no es un tanto más fácil relacionarnos con lo mundano?
Si usted pasa por varias generaciones de su historia familiar, ¿dónde ve los triángulos? ¿Y de qué forma han ayudado a moldear las relaciones que tiene hoy, tal vez no siempre y en todo momento de la manera más positiva?
Estoy seguro de que el triángulo, esa unidad fundamental de conexión, está ahí para ti, y podría explicar tus propias relaciones de una forma iluminadora. Buena suerte conectando esas líneas!